La minería tiene sus ventajas y desventajas. Permite a algunos intercambiar trabajo por monedas las cuales luego deben ser ofrecidas en un exchange. Pocos minan, y a la vez acumulan las monedas por su misma tendencia alcista en el precio, lo cual las hace un bien de colección en vez de intercambio, sufriendo el mercado sequía de monedas y fluctuación en el precio, lo cual trae inestabilidad a los comerciantes en sus sistemas de precios, quienes son los que deben dar vida a un saludable mercado.
Ahora bien, imaginemos por un momento que la cartera de una nueva criptomoneda es la que produce las monedas, no por minería y prueba de trabajo sino por generación espontánea, al descubrir el bloque de turno (o cualquier evento definido una vez al día o mes), se generan X monedas para todos los usuarios de la moneda al mismo tiempo.
Ese modelo permite una penetración total de la moneda a manos de todos los usuarios, lo cual acompañado de un precio fijo y una ausencia de exchanges, permitiría el florecimiento de un mercado de intercambio robusto y extendido.
El éxito de las criptomonedas depende del intercambio, no de la especulación.
Es hora de cambiar el modelo.